jueves, 23 de junio de 2011

Ballet


No estaba incluido en mi lista de últimas cosas que hacer en Amberes, ni en mi lista de cosas que hacer a corto plazo, pero cuando los planes surgen, surgen. Ayer fui a ver al Royal Ballet of Flanders. La verdad es que hacía mucho tiempo que no iba al ballet y no sabía si iba a aguantar 2 horas viendo un espectáculo en el que no hay letra, donde la historia se cuenta a través del baile. Mejor así, porque si hubiese sido teatro, habría sido en flamenco y no habría entendido nada, pero gracias a Dios la danza es un idioma universal.
Onegin fue la obra representada, una historia que como decía una de las directoras del ballet, se hace cercana (aunque sea lejana en el tiempo por que está inspirada en la ópera de Tchaikovsky del mismo nombre y en un poema narrativo del siglo 19 de Alexander Pushkin) porque habla de sentimientos de hoy en día: amor, desamor, juego, muerte…
Los cuatro personajes principales eran bailarines de diversas nacionalidades, el protagonista Onegin, Wim Vanlessen es belga, el mejor amigo de Onegin, el americano Wei Chen y por último las dos chicas, Aki Saito y Yurie Matsuura, japonesas.
El resto del elenco también contaba con españoles, argentinos, cubanos, americanos…Pero sin duda, la gran sorpresa fueron las japonesas, en especial Aki Saito, que supo transmitir a la perfección los sentimientos de rabia, amor, desamor, desolación subida a unas puntas imposibles y volando por todo el escenario.
Otro de los aspectos positivos que destaco de la obra son el vestuario y la escenografía, porque a pesar de que el Ballet cuenta con poco presupuesto (recibe muy pocas subvenciones), sabe aprovechar lo que tiene y ayer lo demostró con rápidos cambios de escenario sencillos pero eficientes, jugando con maestría con la iluminación y con el mismo telón semitransparente que jugaba a separar diferentes escenas. ¡Bravo!
Sorpresa sí, porque en pleno 2011 hablar de ballet ya no suena tan elitista y aunque muchas veces las obras que se representan son clásicas (como la de ayer) y sin diálogo, las historias son las historias y los sentimientos universales se pueden descodificar en cualquier lengua.
Lo dicho, yo voy a seguir tachando cosas de mi lista que el tiempo aprieta. ¡Buen jueves! 

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