Como lo oís, estoy rebelde. Hacía mucho que no me pasaba pero ha llegado el día (más bien la semana) y es que después de montar el paripé, graduarme por todo lo alto, hacer llorar a mis padres de emoción y yo llorar con mis amigos por lo mismo, pegarme la fiesta mayor por un título que aun no tengo, pillar vuelos de último hora, hacer y deshacer maletas, pasar apuntes, etc. Pospongo mi último examen del año, mi último examen aquí en Amberes y es más, mi último examen de la carrera, paso los apuntes, los pongo en la mesa y… ¡no me da la gana estudiarlos! Ellos me miran…pero yo no los miro a ellos porque no me funciona la presión, y no es sólo el hecho de que estén en inglés y que sean 40 páginas, y que no entienda ni la mitad de las cosas porque son teorías que no entiendo, nombres que no ubico y características que no memorizo, es que mi yo rebelde no quiere estudiar. Leo por compromiso y subrayo por obligación, actúo delante de ellos y al otro lado del teléfono (donde está mi madre preguntando) y miento bien.
¡Pero qué narices! Si nunca había estudiado el último examen, esta vez diréis: anda que para una asignatura que te queda bien que te puede motivar la idea de acabar, pues NO. A 4 días de que se me termine mi Erasmus lo que menos quiero es estudiar, y por eso he salido a pasear, he disfrutado, me he despedido noche tras noche, persona tras persona en Ossenmark (la plaza Erasmus por excelencia) y no, no me arrepiento. Al fin y al cabo el balance ha sido bueno y siempre me quedará septiembre. Lo único que me he estudiado esta semana han sido las fechas de partida de la gente, sus últimas palabras de agradecimiento en las redes sociales y sus caras, y eso es lo que importa, eso y la estampa de esta ciudad que me ha acogido durante tantos meses y que ha hecho que me ha hecho pasar uno de los mejores años de mi vida.
Ahora voy a seguir haciendo como que estudio, no vaya a ser que se enfaden mis apuntes…Preveo una larga noche de estudio universitario, como las de antes, con mucho tabaco y mucho red bull, para no olvidar las viejas tradiciones que inicié hace tantos años. O igual no…
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