Dentro de 5 días hará 9 meses que llegué de Erasmus a Amberes. Sin mucha idea de dónde me iba exactamente (sabía que estaba allá por el norte de Bélgica en la región flamenca y había visto algunas fotos) ni que me iba a deparar el destino, resulta que ahora me quedan unos 20 días de estar aquí, en una ciudad de la que inevitablemente me he enamorado…Me había prometido a mí misma no contarlos, no hacer una cuenta atrás, no tachar los días en el calendario, pero mi yo racional no me lo ha permitido. Después de experimentar una primera fase de NEGACIÓN: queda tiempo, no lo quiero pensar aun, ahora me encuentro en fase de APURAR Y APROVECHAR: no me queda tiempo, hay que disfrutar, y me paso todo el día haciendo una lista de “últimas cosas” por hacer que al principio contaba con pocos puntos y a la que cada día voy añadiendo más y más sin ser consciente de que la relación actividades-tiempo no se corresponde. Lo peor no es solo la despedida de una ciudad, es la despedida de muchos nombres, pero el fin es solo el principio y en esta entrada todavía no cabe la tristeza, porque aun estoy en fase dos, en APROVECHAR. De momento me he prohibido pensar en las siguientes fases.
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